20. Levantar la mano para hablar en clase

 

Buenos días.

Aquí llega la última entrada de mi blog, la experiencia más cercana a las redes sociales que he tenido.

Me gustaría despedirme gratamente sorprendido. Al final, esto de enseñar los rincones de la vida rural ha sido más estimulante de lo que pensaba.

Lástima que no haya más presentaciones, podría empezar con la serie fotográfica la fauna castellana.

No sé si seremos "influencers" algún día con nuestros alumnos, en el sentido estricto. Pero desde luego, espero dejar en la mayoría una pequeña huella, la huella filosófica.

Antes de despedirme, sin embargo, me gustaría comentar un fenómeno que se produce en nuestra clase del máster, y que desde el primer día me dejó atónito.

¡La gente no levanta la mano para intervenir en clase! Me resulta casi una quimera que la norma más básica y antigua del aula no se respete por muchos de los que aspiran a ser los profesores del mañana.

Desde muy muy pequeño me han enseñado que para hablar en clase, primero se levanta la mano, y después se espera a que el profesor te de la palabra.

Y hacer esto tienen un sentido. Si el profesor está explicando, y alguien interrumpe con una pregunta, puede hacerle perder el hilo de su exposición, o puede también que haga una pregunta a la que se hubiera contestado si se hubiera escuchado con paciencia la explicación hasta el final.

Desde el ángulo de los compañeros, hay algunos que se olvidan que las filas de mesas que están detrás suyo también existen y, a veces, también tienen ganas de intervenir en clase. Si cada uno habla cuando le viene en gana sin respetar la básica y casi bíblica norma de levantar la mano, cualquier mínimo debate en clase sería un caos. Es, además, una falta de respeto que un compañero esté esperando para hablar, y alguien irrumpa con un comentario sin pedir la vez ni mirar si otros compañeros la han pedido. 

Me resulta increíble que personas de más de 22 años no respeten la norma más mínima necesaria para el desarrollo de la clase. Pero hay algo que me sorprende más. El otro día, un compañero estaba esperando pacientemente con la mano levantada. Cuando le otorgaron el turno, alguien saltó con un comentario antes sin levantar la mano. Y el profesor...¡le dejó continuar! Yo esperaba un educado: "perdona, tu compañero lleva diez minutos con la mano levantada, después hablas tu! Pero no...no sé que van a hacer como profesores quienes no creen que la norma de levantar la mano tenga importancia...el futuro lo dirá.

Y ya que nos estamos quejando en este balance de lo poco negativo que ha tenido el curso, hay otras tres cosas increíbles para mi. La primera, la impuntualidad. Se puede llegar un día o dos tarde, pero aparecer por sistema todos los días entre 15 y 20 minutos tarde, es una falta de respeto a todos. 

Parecerá una tontería, pero llegar tarde a una cita de cualquier tipo es una de las mayores faltas de respeto del mundo. El tiempo es algo que no puede comprarse con dinero. Cada uno tiene el que tiene. Y el tiempo de una persona es igual de valioso que el de cualquier otra. Por eso, cuando alguien llega tarde, y tienes que esperarle, el mensaje que te está trasmitiendo es que su tiempo vale más que el tuyo, que su tiempo de vida, su vida, vale más que la tuya. 

Puntualidad y pedir la vez para intervenir de forma ordenada en clase. Son las dos normas, para mí, más básicas e importantes en el funcionamiento de un aula. Un compromiso mínimo con la asignatura y con los compañeros.

La tercera y última cosa que me sorprende y me irrita a partes iguales, y esto probablemente sea fruto de mi edad y mi generación, es la nueva moda de tener el móvil encima de la mesa. Quizá ya no se considera una conducta inadecuada, puesto que incluso algunos profesores lo hacen, pero en mi casa, desde siempre, incluso poner el móvil encima de la mesa durante la comida sigue siendo un gesto feo. El teléfono encima de la mesa solo puede servir para distraer, para mirar la hora se inventaron los relojes.

Muchas gracias por haber leído mi blog, y espero que nadie se ofenda con esta entrada. Simplemente me ha sorprendido que personas de una cierta edad y nivel educativo no cumpla algo que enseñan en parvulitos. Por lo demás, una clase estupenda y una gente cojonuda.

¡Un abrazo!




Comentarios

  1. Buena reflexión Javi, toda la razón en tus quejas.
    A ver esos bichos castellanos!

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